El INV dejará de controlar la producción del vino y eliminan casi mil normas para simplificar la regulación

El Gobierno nacional anunció una profunda transformación en el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), el organismo encargado de controlar y regular la actividad vitivinícola en el país. A partir del 1 de enero de 2026, el Estado dejará de supervisar las etapas iniciales e intermedias de la producción y enfocará sus controles únicamente en el vino que llega al consumidor.

La medida, establecida por la Resolución 37/2025 publicada en el Boletín Oficial, busca simplificar los trámites y reducir la burocracia que afectaba al sector. Hasta ahora, las bodegas debían cumplir con más de mil disposiciones y realizar miles de fiscalizaciones presenciales al año.

Con la reforma, se eliminan 973 normas que serán reemplazadas por un único Digesto Normativo. También dejarán de exigirse las declaraciones juradas semanales de elaboración, los permisos de tránsito y las multas por presentaciones fuera de plazo. Según datos oficiales, esta simplificación evitará que las bodegas gestionen más de 140.000 permisos anuales.

A partir de 2026, el INV controlará solo el vino ya envasado y con su certificado analítico correspondiente. Las certificaciones de origen, añada y varietal serán opcionales en el mercado interno, aunque seguirán siendo obligatorias para exportar.

El nuevo sistema utilizará mecanismos digitales y declaraciones juradas para garantizar la trazabilidad del producto y su autenticidad. En las etiquetas deberá figurar el número de análisis del INV y la advertencia sobre la presencia de sulfitos cuando superen las 10 partes por millón.

La reorganización del organismo también autoriza nuevas prácticas enológicas, como el uso de ácido fumárico y la posibilidad de reducir el contenido de alcohol del vino. Con estos cambios, en el Gobierno buscan "modernizar la regulación, facilitar la tarea de productores y bodegas, y mantener los estándares de calidad en el mercado nacional e internacional".